lunes, 11 de octubre de 2010

Tren



"Nadie se conoce mejor que uno mismo y por eso es bienvenido de vez en cuando un periodo de buscar las respuestas en el interior, donde se guardan las hojas de ruta que te llevan a la felicidad, esos mapas con caminos confusos en los que algunas veces nos perdemos."

F. Figari


Creo que después de tanto tiempo, aún no me encuentro en esta ciudad. El tiempo se detuvo en la estación de tren. La gente ya no caminaba, desapareció el ruido, el viento dejó de soplar, el humo del cigarrillo se congeló en el aire, se apagaron todas las luces, salvo dos pares de ojos que brillaban más que nunca, fijos el uno en el otro.

El miedo se vio opacado por el coraje, se escondió el sentimiento, la seguridad de su mundo de privilegios lo conducía hacia un destino desconocido. Fue la historia de una búsqueda, un intento por llegar a algún punto, tal vez inexistente, en el que se unen dos vías del tren, y donde solo había quedado una persona.

Recordó que el tren pasa varias veces, pero en tiempos distintos, es bueno esperarlo, no cambiar de estación, pero quedarse muy lejos de los rieles, pues, podría terminar aplastado



3 comentarios:

  1. no sabía de tu talento para escribir una prosa tan interesante y tu uso de las metáforas me parece espectacular.
    Sigue así, mantén tu estilo.

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  2. Gracias, mientras tenga inspiración seguiré así.

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  3. Trenes, estaciones que van y otras que vienen, lugares que olvidamos y otros que recordamos. No existe el punto exacto entre real e imaginario pero lo cierto es que si no te mueves, nunca llegarás a tu destino. Si es incierto lo descubres y si no es lo que esperabas, date vuelta y echa a andar, siempre hay algo más que ver.

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