
Asì empieza un musical, causando la màs grande impresiòn, todos estàn emocionados, sienten un lleno total, pero de pronto, en medio de la coreografìa màs ensayada y màs importante èl se cae, todos quedan sorprendidos, el pùblico vuelve a la realidad y èl se pregunta: ¿LA FUNCIÒN DEBE CONTINUAR?
Es un segundo de confusiòn, pasan mil cosas por su cabeza, se acuerda de cuànto le costò ensayar y dar de sì mismo, cuàntas veces dio mas de lo que pudo y que de vez en cuando se guardò lo que creìa que podìa hacer. No paraba de pensar, pero sòlo se centraba en el pasado y en lo que habìa luchado, no reconocìa ese momento, no se acordaba de su caìda, para èl simplemente no existìa esa caìda.
Sale de sì, ve a sus compañeros fijamente por primera vez, el maquillaje les cubrìa hasta el ùltimo poro, no sabìa quienes eran, toda la magia que una vez lo envolviò, simplemente ya no estaba. Vislumbrò a lo lejos a sus padres, ellos veìan preocupados, hizò contacto visual con su madre, èsta le sonriò, pero el esquivò la mirada, fue quizà el segundo màs largo de su vida, pero se dio cuenta que tambièn el màs valioso, pues, el luchò, el habìa hecho todo lo que pudo, pero simplemente ya no podìa seguir, no se sentìa dentro de sì, èl sabìa lo que no querìa, y eso simplemente no era su destino.
De las bocas abiertas, pasaron a la sonrisa, la gente aplaudiò, èl se paraba lentamente, se reincorporò al elenco y diò los ùltimos giros, saltò sin ganas, sonriò a penas, fingiò que podìa manejar la situaciòn, pero no pudo contener esa presiòn en el pecho que le obligaba a no seguir màs.
Finalizó el acto, no habló con nadie, estaba muy confundido como para hacerlo, cogió sus cosas y se marchó, con una sola idea en la cabeza: "La función SIEMPRE debe continuar".
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